Vicente Blasco Ibáñez puede ser considerado como un comunicador moderno. Con la palabra y con la pluma conseguía llegar a todo tipo de públicos. Asimismo, tenía un fino olfato como editor. Sobre todo, en la correspondencia con sus socios editoriales de Prometeo: Francisco Sempere y Fernando Llorca, queda atestiguada su preocupación por publicar libros que fueran asequibles y que, además, atrajeran al comprador por su aspecto formal. No es extraño, por tanto, que en diversas ocasiones recurriera a artistas para ilustrar la cubierta o las páginas interiores de los libros a publicar.
Especialmente, en los primeros años del siglo XX, fue muy bien acogida la colección de La Novela Ilustrada, impulsada por él. En ella apareció, por ejemplo, una nueva edición de Flor de mayo, con ilustraciones del pintor de origen sevillano José Pedraza Ostos (1880-1937). Aquí recuperamos algunas de estas imágenes, con un innegable valor explicativo de la narración.